martes, 1 de septiembre de 2009

Curiosidades detrás de los 30 años de condena detalles de interés

Curiosidades detrás de los 30 años de condena detalles de interés

1-. LA ACTUAL FISCAL GENERAL DE LA REPÚBLICA LUISA ORTEGA DIAZ FUE QUIEN PRESENTÓ LA ACUSACIÓN EN CONTRA DE LOS TRES COMISARIOS, EN SU CARÁCTER DE FISCAL SEXTO DEL MINISTERIO PÚBLICO CON COMPETENCIA PLENA A NIVEL NACIONAL. FUE LA PRIMERA EN SEÑALAR PUBLICAMENTE POR EL CANAL DEL ESTADO (VENEZOLANA DE TELEVISIÓN) EL DÍA 3-12-2008, QUE NO PROCEDÍA LA AMNISTÍA A FAVOR DE LOS COMISARIOS Y LOS FUNCIONARIOS DE LA PM., DADO QUE ELLOS ESTABAN SIENDO JUZGADOS, A SU DECIR, POR “DELITOS DE LESA HUMANIDAD”, LO CUAL ES FALSO, PUES LA ACUSACIÓN QUE ELLA MISMA REDACTÓ LO FUE POR DELITOS ORDINARIOS (HOMICIDIO Y LESIONES).

2. LA JUEZ CUARTO DE JUICIO MARJORIE CALDERÓN GUERRERO, ES LA ESPOSA DE UN CONNOTADO ACTIVISTA POLÍTICO DEL PSUV (PARTIDO POLÍTICO DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA HUGO CHÁVEZ) EN EL ESTADO ARAGUA, CONOCIDO COMO “EL CHINO”.

3. LA FISCAL DEL MINISTERIO PÚBLICO HAIFA AISSAMI, CABEZA PRINCIPAL DEL MINISTERIO PÚBLICO EN EL CASO, ES HERMANA GERMANA DEL ACTUAL MINISTRO TAREK EL AISSAMI.

4. LA DEFENSA DEMOSTRÓ DURANTE EL JUICIO QUE ACTUARON EN LA AVENIDA BARALT, AL MENOS TREINTA Y CINCO (35) PISTOLEROS (CIVILES ARMADOS CON ARMAS LARGAS Y CORTAS QUE, SIN DUDA ALGUNA, ACTUARON BAJO LA AQUIESENCIA DEL ESTADO) Y QUE MUY PROBABLEMENTE ESTOS MATARON A TRES PERSONAS (JESÚS ARELLANO, JORGE TORTOZA Y JESÚS MOHAMED CAPOTE (HIJO DE MAHAMED MERHI) E HIRIERON POR LO MENOS A OTRAS CINCO. TODOS ESTOS PISTOLEROS RESULTARON BENEFICIADOS POR EL DECRETO DE AMINISTIA DEL 31-12-2007.

5. EL COMISARIO DOMINGO CHAVEZ DEL CUERPO DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS, PENALES Y CRIMINALÍSTICAS Y LÍDER DEL EQUIPO QUE SE ENCARGÓ DE LA INVESTIGACIÓN DE LOS SUCESOS DEL 11 DE ABRIL, DECLARÓ A VIVA VOZ EN EL JUICIO QUE DURANTE LA INVESTIGACIÓN NO SE ENCONTRARON ELEMENTOS O PRUEBAS QUE DEMOSTRARAN QUE LOS COMISARIOS HUBIERAN DADO A SUS SUBATERNOS ORDENES DE DISPARAR PARA MATAR A PERSONAS EL 11 DE ABRIL NI TAMPOCO DE SUMINISTRARLES ARMAS. (ESTOS DOS SON LOS HECHOS IMPUTADOS EN LA ACUSACIÓN FISCAL)-
6. NINGUNO DE LOS 196 TESTIGOS QUE DECLARARON EN EL JUICIO ATRIBUYERON RESPONSABILIDADES INDIVIDUALES DE NINGUNO DE LOS ACUSADOS.

Por Martha Colmenares }
http://americasdaily.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=4766

Ya estamos en guerra


Manuel Caballero
El Universal, domingo 23 de agosto de 2003
Opinión



Ya estamos en guerra
Con el maltrato a sus presos, el Héroe del Museo Militar declaró la guerra a Venezuela.

En 1933, para celebrar los treinta años de la batalla de Ciudad Bolívar, los más conspicuos aduladores del General Juan Vicente Gómez entre los cuales de seguro ya había un José Vicente Rangel pero ninguna de esas madamas tipo Cilia Flores, Jacqueline Farías, Tibisay Lucena, María Estela Morales, Luisa Ortega Díaz y Gabriela Ramírez (que, como rezaban los documentos de la época, estaban confinadas a ejercer labores “propias del sexo”), propusieron al Benemérito para el Premio Nobel de la Paz. En todos los editoriales de la prensa áulica, en todos los discursos del 5, 21 y 24 de julio, se exaltaba al padrote andino como “Padre de la Paz”.

Buscando averiguar cuánta verdad había en semejante atribución, emprendimos una investigación cuyos resultados fueron expuestos en 1993 en nuestro Gómez el tirano liberal.

Donde perdió Gómez la virtud La conclusión en este aspecto revelaba un retrato diametralmente opuesto, pintaba al Benemérito con otras, y muy negras, tintas: & “la tiranía” (decíamos al final del capítulo titulado “La guerra ha regresado”) trae a la paz los duros métodos de la guerra, en particular el maltrato y la indefensión del prisionero “&” Como la guerra, la paz también tiene sus reglas. “&” Gómez empleó la guerra para combatir en la paz. “El hombre que se jactaba de haber liquidado aquella (&) continuaba, conservaba y ampliaba los métodos guerreros en plena paz : así, el hombre de la paz continuaba siendo el hombre de la guerra. Ésta tomaba la revancha, imponiendo su ley a quien, creía él, la había vencido. Al dejar así Gómez de ser el hombre de la paz, ya tampoco le acompaña la virtú: la pierde donde mismo la adquirió, en la frontera entre la paz y la guerra”.

Desde la intentona de 1992, y hasta 1998, el Héroe del Museo Militar no abandonó su prédica de la guerra. Mucha gente creyó que se trataba de una cuestión de psicología; un intento de compensar con un lenguaje de peleador sin tregua la falta de hígados para practicarlo el 4 de febrero.

El de los pies ligeros Con el amplificador del poder, ha continuado haciéndolo en los últimos diez años. Con todo, los más optimistas pensaban que el susodicho no pasaría de fanfarronear, pues se sabía cuánta velocidad sabía imprimirle a sus pies cuando le estallaba cerca hasta un inofensivo petardo. Otros, menos optimistas, pensaban que de todas formas, esas amenazas estaban conjugadas en tiempo futuro, pero que, por fortuna, todavía en el presente vivíamos en paz. Ya no se puede sostener eso: estamos, en este décimo año del régimen militar, en plena guerra. No por las amenazas a unos colombianos que tienen medio siglo de experiencia en combate por encima de nosotros, ni el intento de pescar en Honduras con una caña larguísima, bien lejos del peligro, sino por lo mismo que hacía a Gómez inapto para recibir el Premio Nobel de la Paz: porque seguía en plena guerra al permitir la más asqueante de sus prácticas, el maltrato del enemigo vencido.

Los gobernantes democráticos no suelen hacerlo, y obran en eso como gente de paz. En nuestra mente está cercano el recuerdo de cómo se trató a los rendidos del 4 de febrero, como el propio y bocón jefe de ellos lo confesó públicamente.

La neverita “para la dieta” Recordamos que casi querían acudir a las Naciones Unidas porque en sus vacaciones de Yare no se les permitían inicialmente teléfonos celulares y televisión a colores; cosa de que se les proveyó ante sus protestas; con la ñapa (como el mismo heroico teniente coronel lo confió en el programa “José Vicente hoy”) de “una neverita para la dieta”, práctica esta última que nuestro rollizo mandón parece haber olvidado. Al final, una tradición venezolana menos generosa que alcahueta le concedió el sobreseimiento; para que comenzase a lloriquearle al electorado, pintándole su hotel cinco estrellas de Yare, como una tenebrosa ergástula.

Comparemos eso con las condiciones en que hoy se encuentra junto a sus compañeros el comisario Iván Simonovis, condenado a treinta años de prisión por la sentencia inicua de una jueza cuyo solo nombre, “marjoriecalderón”, se ha convertido en sinónimo de una justicia sumisa, corrupta y venal, exactamente como en Europa el apellido “Quisling” del miserable títere nazi de Noruega se volvió sinónimo de traidor a su patria.

El colmo de la crueldad Iván Simonovis ha enviado entre otras instituciones al Parlamento Europeo un detallado informe sobre las condiciones en que se le tiene recluido, víctima de la venganza del felicísimo vacacionista de Yare y la desvergüenza de aquella quisling de la leguleyería militarista: reclusión en una celda de 2 x 2 metros en un sótano; celda sin ventilación ni luz natural en un espacio que no está acondicionado para recibir a una persona condenada a 30 años; posibilidad de acceso a la luz del sol sólo 2 horas cada 15 días (48 horas al año); afectación física y psicológica dadas las condiciones de reclusión; severa restricción de derecho a recibir visitas de amigos, representantes de ONG nacionales e internacionales y periodistas. El colmo de la crueldad es la severa restricción del derecho a recibir visitas familiares que incluso ha llegado recién a la prohibición de recibir a sus hijos menores de edad, quienes así estarán años sin ver a su padre.

Un régimen que trata a sus adversarios como enemigos; y que ni siquiera respeta las convenciones internacionales sobre el trato a los vencidos, es un régimen que le ha declarado la guerra a Venezuela.

La noche de las sentencias largas


CONTRAVOZ
La noche de las sentencias largas
Por Gonzalo Himiob Santomé

Al igual que ocurrió durante aquellas terribles “noches de los cuchillos largos” alemanas de Junio y Julio de 1934, al igual que pasó durante la “noche de los cristales rotos”, también Alemania y en Austria, en Noviembre de 1938, tal y como se vivió en Argentina en Septiembre de 1976 durante la “noche de los lápices” ahora, y desde hace años, en Venezuela vivimos “la noche de las sentencias largas”. Largas no sólo por sus alcances en lo que lo político se refiere, sino además en cuanto a su desmesura y en cuanto a las injusticias que aparejan. No nos sorprende la sentencia dictada por la Juez Marjorie Calderón del Estado Aragua contra los comisarios Henry Vivas, Lázaro Forero e Iván Simonovis y los funcionarios de la Policía Metropolitana Julio Rodríguez, Erasmo Bolívar, Marcos Hurtado, Héctor Rovaín, Luis Enrique Molina y José Arube Salazar. No nos sorprende porque tenemos años denunciando que el poder en nuestro país se sirve de sus estructuras formales –e incluso de grupos irregulares que actúan bajo su amparo- para perseguir, intimidar y desarticular a la disidencia y a la oposición. Lo mismo que hicieron los Nazis, lo mismo que hizo Videla, lo mismo que hicieron Trujillo, Pinochet y Fujimori, y lo mismo que hizo Castro, lo hace ahora Hugo Chávez. Se sirve de su poder y de nuestras instituciones para hacer cumplir sus designios a costa de la más elemental racionalidad. A costa de nuestros derechos, de nuestra libertad, y a veces hasta de nuestras vidas. Recordemos. Apenas ocurridos los hechos del 11A Hugo Chávez le dijo al país, en varias oportunidades, dos cosas: La primera, que los sujetos que dispararon desde la Av. Baralt y desde el Puente Llaguno contra la manifestación opositora lo habían hecho “en legítima defensa” y “protegiendo el orden establecido”, por lo que deberían ser absueltos. Y así se hizo. La segunda, que eran los comisarios y los funcionarios de la PM los que deberían ser condenados por “atentar contra el pueblo”. Y así se hizo. Estas sentencias, así como algunas otras del mismo cuño, no las dictan los jueces, las dicta Hugo Chávez en su empecinamiento por hacer valer la “verdad” oficial con respecto a lo que le conviene. El que tenga ojos, que vea. Y si el poder es arbitrario y obtuvo, y ciego a la realidad de que se dispone de éste de manera temporal –al final la justicia siempre llega- la máxima estupidez ciudadana es pensar que son más importantes la Semana Santa y el asueto que lo que nos ocurre. Váyanse los indolentes –esos mismos que son “ninís” o que no votan o participan para “no meterse en problemas”- a Choroní, a Mérida o a Tucacas. O a Miami, a comprarse con los dolaritos que mendigamos muchos trapitos y otros juguetes. Beban su vino con fruición y bailen buen reggaeton. Menéense al sol y, por un tiempo de “merecido descanso” cierren los ojos y oídos a lo que les pasa –eso creen ustedes- sólo a “los demás”. Sigan creyendo que los ataques contra los alcaldes y gobernadores opositores “no les incumben”, que las leyes apresuradas y esperpénticas que se dictan “no les atañen” o que no es la patria la que sangra a través de las lágrimas de las madres de Jhonny Palencia, de Juan David Querales, de Víctor Reinoso, de Jesús Mohamad Capote, de Alexis Bordones, de José Antonio Gamallo, de Jesús Orlando Arellano o de Orlando Rojas –todos asesinados el 11A, aún esperando en sus sepulcros por justicia- o que no es la nación a la que se oye entristecida en los lamentos de las familias de Erasmo Bolívar, de Julio Rodríguez, de Luis Molina, de José Arube Salazar, de Marcos Hurtado, de Héctor Rovaín, o de los de Bony de Simonovis, de los de María Eugenia de Usón y de Ana de Gebauer, de los de Nubia y Dayana Vivas; de los de Yajaira de Forero, o de los de los familiares de los hermanos Guevara, de Felipe Rodríguez o de Carlos Millán Millán, entre muchos otros. Háganlo. Olvídense de toda solidaridad, de todo compromiso ciudadano y jueguen a que nada pasa. Quizás cuando regresen a sus casas, bronceados y satisfechos, la noche persecutora llame a sus puertas y pasen a ser ustedes parte de ese grupo, de “los demás”. Estarán ustedes “bonitos” o “lindas”, bien vestidos, “descansados” y elegantes cuando la razzia persecutora los alcance personalmente. Entonces, cuando se den cuenta de que no está en juego sino nuestro futuro y el de nuestros hijos e hijas, y cuando vivan en carne propia lo que ustedes pensaban no les podría pasar jamás, hablamos. Si es que aún se puede.

Gonzalo Himiob Santomé